Hoy vamos a conversar un poquito de lo que es superar las heridas que nos causa la vida..... Vamos viviendo y encontrando penas, obstáculos, desiertos y etapas que nos dejan heridas profundas, que normalmente no aprendemos a superar y se convierten en un amargo dolor.
Un día, de pronto, te invade esa sensación que te hace recordar todo el tiempo perdido, minutos desperdiciados que jamás recuperarás… El fantasma del pasado emocional sale a escena. Y es entonces cuando uno comprende que el tiempo es nuestro bien más preciado. Porque el tiempo es la vida. Lo único que no vuelve.
Es normal que recordemos nuestro pasado, lo que es dañino es vivir con sus heridas emocionales abiertas. Son esas heridas las que nos impiden caminar, las que no nos dejan amarrar con fuerza el presente y disfrutar de lo que tenemos.
“Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
Albergar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor asegura que suframos el dolor emocional en el presente. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico a un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo.
Así es que surge el vértigo, pero no cualquier vértigo: el emocional. Ese que nos impide mirar al pasado para cerrar etapas, cicatrizar nuestras heridas y dejar de golpearnos donde nos duele.
Hay gente que piensa que mirar hacia el pasado es una pérdida de tiempo, que no necesitan limpiar su interior y que lo importante es vivir el presente. De esta forma, la suciedad del pasado emocional se va acumulando y acumulando creando una montaña de dolor cada vez mayor. Para hacernos una idea, es como si un alérgico metiese debajo de la alfombra todo el polvo de su casa pensando que así no le afectará.
Por todo esto, estamos de acuerdo en que tenemos que soltar las cadenas de nuestro pasado emocional que nos hieren e impedir que sigan haciendo más profundas nuestras heridas. De alguna forma, lo que eres y lo que tienes hoy se lo debes a tu pasado. Tanto lo bueno como lo malo.
Y date cuenta de que dejando de revisar tu interior no consigues escapar de él, sino permitir que las partes negativas de tu pasado emocional se hagan dueñas de tu vida presente. Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.
Merece la pena intentar curar las heridas que nuestro pasado nos generó, deshacernos de su pesada carga y, así, ser conscientes de lo que nos ahoga.
Superar nuestro temor a soltar nuestro pasado es la única manera de cerrar la puerta para que el monstruo no vuelva a entrar a nuestra casa.
Imagina que reduces al tamaño de un globo de helio las cadenas que te están apretando y que te mantienen atado. Entonces lo dejas ir; tú lo miras mientras se dirige hacia el cielo y lo pierdes de vista, sonriendo y sintiendo una gran paz interior.
Mis amigos de Doble Vía, debemos aprender a deshacernos de todas las cargas que generamos con el
tiempo, el dolor, los fracasos y las pérdidas. El tiempo es la mejor medicina para superar esas heridas que aveces no nos deja vivir en La Paz que nos merecemos. Suelta, suelta todo lo que te impide ser feliz.... Aprendamos a vivir con el corazón en paz ..... Las heridas para que dejen de doler hay que dejarlas de tocar..... Vamos tu puedes!!!!
Pilar Paradas